Tras dos semanas de hacer el turista repantingao... llegó el momento de recoger nuestras pertenencias y coger carretera al norte. Pasamos la noche del viernes en la casa donde va a trabajar de nani mi amiga Sarah, así que previamente le ayudé con la mudanza. Me he puesto cachas de cargar cajas y muebles jijiji!
El sábado a las siete de la mañana pusimos rumbo norte, nos esperaban ocho horas de carretera antes de llegar a Carloina del Norte, donde pasaríamos la noche en casa de una amiga de Sarah. Atravesamos los estados de Florida, Georgia, Carolina del Sur y finalmente llegamos a Charlestown en Carolina del Norte. Me sorprende siempre lo bien que llevan los viajes en coche los niños, que jugaron o durmieron todo el viaje.
En ocho horas caben muchas conversaciones desde "cuando pararemos a hacer pipi?" a las más trascendentales y profundas acerca del pasado, presente y futuro. Recordar todavía es demasiado doloroso para mi, y me quebranto cada vez que intento recuperar algún recuerdo...
A medio camino y tras comer en el fast food más sanote, me tocó a mí conducir la cacho camioneta de Sarah. Que ilu!!! iba por el carril rápido y los demás coches simplemente se apartaban de mi trayectoria. Noooo, no era por mi conducción ¬.¬. La camioneta de Sarah impone. Al ser un coche automático, la pierna izquierda no hacía absolutamente nada, y la derecha a veces tampoco, porque tenía bloqueo de velocidad: lo activaba y el coche iba solo!
A medida que subíamos latitud, empezó a hacer más y más frío... Cuando llegamos a Charlestown nos pelábamos del frío, y no había hecho más que comenzar...
Pasamos la noche en casa de la amiga de Sarah y conocimos a su hijo de poco más de un año a quien le encanta chupar paredes y suelos en cuanto tiene la oportunidad. Tienen un perro muy majo de tamaño mediano-grande que tenía la manía de meter la cabeza entre las piernas de la gente y mirarte desde abajo... Nos reímos un buen rato con él. En cuanto al padre... resulta que es militar y trabaja en proyectos de alto secreto y puede estar fuera de su casa meses y meses. Y esto no es todo, al ser trabajos ultrasecretos, no puede ni comunicarse con su familia hasta que vuelva a casa... Pobre chica, se siente terriblemente sola.
De nuevo, bien temprano nos pusimos en marcha. Los niños genial, no tuve problemas para levantarles. Tenían muchas ganas de llegar a Virginia. Sarah no se encontraba muy bien, creo que el cambio de temperatura tan brusca le debió de afectar... Lo cual me supo fatal, porque es una maravilla de persona. Cuanta gente se ofrecería a llevarte de Barcelona a Italia en coche?
Finalmente llegamos a Virginia a las dos de la tarde. Hace un frío que pela! pero dicen que tanto frío es inusual... así que esperemos que pase pronto. Yo por lo pronto, he pasado por una tienda de segunda mano y me he procurado unos cuantos jerseis.
Me sienta fenomenal poder trabajar. Cada día durante tres horas, hay gente que cuida de los niños y yo tengo tiempo para trabajar en compañía de otros adultos. Es todo un descanso. Además es trabajo voluntario y me siento útil, que ya lo necesitaba.
Estamos rodeados de gente estupenda y de gran corazón, que aman a Dios y por tanto lo extrapolan a los que les rodean. Estoy hablando de un amor sincero, no de religión. Nos alimentan y probeen de todo lo que necesitemos. Estamos alojados en una habitación suite en una casa adorable a un minuto andando de la base donde se desarrollan la vida comunal.
De momento he limpiado y cocinado. El cocinero es un Cheff entrenado que hace unos platos deliciosos para todos, unas ochenta personas. Ayudarle ha sido un gran placer. También he podido enseñar un poco de zumba, que les ha encantado.
Los niños ya tienen canguro preferido, dos chicos jóvenes que les dejan jugar a videojuegos y les llevan a hombros por todas partes, se llaman Jake y Dave. Elías está particularmente fascinado con un chico que se llama Josué, como su tío, y es que Josué toca la batería. Se muere de ganas de que le enseñe :-)
Tienen a todos enamorados con sus trajes de superheroes, y Elías impresiona con su capacidad para silbar, y es que se ha vuelto un profesional, y claro, tan pequeñín, es muy gracioso.
En cuanto a mí, sigo en mi proceso. Últimamente siento la necesidad de hablar con alguien de mis sentimientos, pero hasta el sábado no podré hablar con nadie y es como si llevara una mochila llena de piedras y cada día pesa más. El sábado la vaciaré.