sábado, 3 de enero de 2015

NEW JERSEI








                Comenzamos una nueva aventura. Tenía que ver a una amiga que vive en Río Grande, New Jersei, que se llama Alecia. Asi que alquilé un coche para una semana, hice las maletas, subimos al coche y nos fuimos rumbo al norte, nos esperaban seis horas de coche.

                Para sorpresa mía, lo disfruté mucho, no se me hizo pesado en absoluto y los niños viajaron estupendamente. Nos perdimos un poco por Washington, pero así pudimos ver el capitolio.
                Cuando llegamos a casa de Alecia, nos encontramos con una casa preciosa, muy cálida y toda decorada para navidad, con luces en la barandilla de las escaleras, toallas y alfombras con motivos navideños y un árbol gigantesco con paquetes a sus pies. Los niños y yo alucinamos cuando vimos que los paquetes eran para nosotros.


                No tenía expectativas para estas navidades, es la primera donde no está Sebas y no sabía cómo lo iban a vivir los niños. Pues resulta que Alecia y su marido habían decidido darles a los niños una navidad a lo grande y será muy difícil olvidarlo. Yo no he vivido con tristeza estas fiestas y me siento eternamente agradecida a Alecia y Eddie por proveernos de unas fiestas mágicas.









                Hicimos algunas excursiones a ver el mar y un pueblecito precioso llamado Cape May, que conserva todas sus casas victorianas. Son impresionantes, con sus porches en madera tallada y sus colores diversos. La calle principal de Cape May es muy bonita, con sus pequeños comercios y sus adornos de navidad.
                Nos llevaron también a tomar un desayuno típicamente americano, con sus tortitas, sus huevos, bacon y salchichas. También venía la camarera a llenarnos la taza de café, como en las películas!
              










  Los niños y yo encontramos una tienda que nos gustó mucho, tenía un rincón ambientado en los años cincuenta, donde fuimos a desayunar una mañana los tres solos.



 Y es que he de comentar que otra parte importante de nuestro viaje era normalizar nuestra situación como familia de tres y funciona. Los niños están muy unidos, juegan juntos como nunca, hablan, planean… Yo me siento mejor, más capaz de concentrarme en ellos y sus necesidades, de modo que pienso que sí, este viaje nos está trayendo sanidad emocional a los tres.


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